Erik Erikson y las Etapas del Desarrollo Psicosocial
- Mel

- 28 may 2024
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Actualizado: 24 mar
Erik Homburger Erikson fue un destacado psicólogo y psicoanalista conocido por su teoría del desarrollo psicosocial, la cual se extiende a lo largo de ocho etapas de la vida. Su trabajo ha tenido un impacto significativo en la psicología, la educación y otras disciplinas relacionadas con el desarrollo humano.

Erik Homburger Erikson nació el 15 de junio de 1902 en Frankfurt, Alemania. Su madre, Karla Abrahamsen, era una judía danesa, y su padre biológico, cuya identidad nunca conoció, abandonó a su madre antes de su nacimiento. Cuando Erik tenía tres años, su madre se casó con Theodor Homburger, un pediatra alemán, y Erik tomó su apellido, convirtiéndose en Erik Homburger. Más tarde, adoptó el nombre de Erikson.
Erikson tuvo una infancia complicada debido a sus orígenes. Experimentó sentimientos de alienación y confusión sobre su identidad, especialmente al descubrir que Theodor no era su padre biológico. Estos conflictos personales influyeron significativamente en su interés por el desarrollo de la identidad humana.
Erikson asistió a varias escuelas en Europa, pero no encontró satisfacción en el entorno académico tradicional. En su juventud, se embarcó en un viaje por Europa, explorando diferentes culturas y adquiriendo diversas experiencias, lo que le proporcionó una perspectiva amplia sobre la naturaleza humana y el desarrollo.
Influencia de Freud y Carrera Psicoanalítica
La vida de Erikson cambió drásticamente cuando conoció a Anna Freud, la hija de Sigmund Freud, en Viena. Anna Freud lo animó a estudiar psicoanálisis en el Instituto Psicoanalítico de Viena, donde fue entrenado por varios analistas prominentes de la época. Este encuentro marcó el inicio de su carrera como psicoanalista.
Erik Erikson conoció a Anna Freud en Viena, Austria. Este encuentro fue fundamental para su desarrollo profesional. Anna Freud, una destacada psicoanalista y la hija menor de Sigmund Freud, fue una figura influyente en la vida y carrera de Erikson. A continuación, se detalla cómo y dónde se conocieron y cuál era la relación de Erikson con la familia Freud.
Erikson conoció a Anna Freud en Viena en la década de 1920. En ese momento, Anna Freud estaba profundamente involucrada en el trabajo psicoanalítico, siguiendo los pasos de su padre, Sigmund Freud.
Erikson había viajado a Viena en busca de nuevas oportunidades y experiencias. Estaba trabajando como maestro en una escuela experimental dirigida por Dorothy Burlingham, una cercana colaboradora de Anna Freud. La escuela estaba orientada hacia una educación progresista y psicológicamente informada, lo que atrajo a Erikson, quien estaba buscando formas de combinar sus intereses artísticos y educativos con la psicología.
Anna Freud fue una mentora y una figura clave en la introducción de Erikson al campo del psicoanálisis. Reconociendo su potencial, lo animó a formarse como psicoanalista en el Instituto Psicoanalítico de Viena. Erikson se convirtió en uno de los primeros psicoanalistas en recibir entrenamiento formal allí, bajo la supervisión de Anna y otros destacados analistas de la época. Esta relación fue crucial para su desarrollo profesional y su posterior carrera en Estados Unidos.
Aunque Erikson no tenía una relación directa y cercana con Sigmund Freud, el padre del psicoanálisis, su trabajo estuvo profundamente influenciado por las teorías freudianas. Erikson adoptó y expandió muchos de los conceptos de Freud, en particular la idea de etapas del desarrollo, pero con un enfoque en el desarrollo psicosocial en lugar de centrarse exclusivamente en los aspectos psicosexuales.
Erikson tenía un profundo respeto por el trabajo de Sigmund Freud y utilizó sus conceptos como base para desarrollar su propia teoría de las ocho etapas del desarrollo psicosocial. Sin embargo, mientras Freud se centraba más en la infancia y el desarrollo psicosexual, Erikson amplió el marco temporal del desarrollo para incluir toda la vida humana, integrando aspectos sociales y culturales en su teoría.
El encuentro de Erikson con Anna Freud en Viena fue un punto de inflexión en su vida, que lo llevó a una carrera distinguida en el psicoanálisis. Su relación con Anna fue fundamental para su formación y su introducción al pensamiento psicoanalítico. Aunque no trabajó directamente con Sigmund Freud, la influencia de las teorías freudianas es evidente en el desarrollo del propio marco teórico de Erikson. Este enfoque integrador y expansivo ha dejado una marca duradera en la psicología del desarrollo.
En 1933, ante la creciente amenaza del régimen nazi en Alemania, Erikson emigró a Estados Unidos con su esposa, Joan Serson, y sus hijos. Joan, una bailarina y artista canadiense, fue una colaboradora importante en su trabajo. En Estados Unidos, Erikson continuó su formación y comenzó a trabajar en instituciones prestigiosas, como la Universidad de Harvard, Yale, y el Instituto de Relaciones Humanas de la Universidad de Yale.
Desarrollo de la Teoría Psicosocial
Erikson es mejor conocido por su teoría del desarrollo psicosocial, que amplió y modificó las ideas freudianas. Mientras que Sigmund Freud se centró principalmente en el desarrollo psicosexual durante la infancia, Erikson propuso que el desarrollo humano continúa a lo largo de toda la vida y se estructura en ocho etapas, cada una con un conflicto central que debe resolverse para el desarrollo saludable de la personalidad.
1. Confianza vs. Desconfianza (Nacimiento - 18 Meses)
En esta etapa, el bebé depende completamente de sus cuidadores para satisfacer sus necesidades básicas. La calidad de los cuidados, que incluye alimentación, contacto físico y afecto, determina si el niño desarrollará una sensación de confianza o desconfianza hacia el mundo.
Si los cuidadores son consistentes, atentos y afectuosos, el bebé aprende a confiar en que sus necesidades serán satisfechas. Esta confianza se traduce en una esperanza básica y una visión positiva de la vida. Erikson afirma que "la confianza básica en los padres deriva del cuidado satisfactorio y constante de las necesidades del bebé" (Erikson, 1950).
Si los cuidadores son negligentes, inconsistentes o insensibles, el bebé puede desarrollar una desconfianza hacia el mundo. Esta desconfianza puede llevar a sentimientos de inseguridad y miedo a lo largo de la vida.
Un bebé que recibe cuidados constantes y amorosos aprende que el mundo es un lugar seguro. Por ejemplo, si llora y es consolado rápidamente, desarrollará una sensación de confianza en sus cuidadores y en el entorno. En contraste, un bebé que es ignorado o tratado con brusquedad puede aprender a desconfiar y sentir que el mundo es impredecible y hostil.
2. Autonomía vs. Vergüenza y Duda (18 Meses - 3 Años)
Durante esta etapa, los niños comienzan a desarrollar una mayor independencia. Aprenden a caminar, hablar y controlar esfínteres. El entorno debe apoyar su deseo de autonomía mientras establece límites razonables.
Cuando los niños son alentados a explorar y tomar decisiones, desarrollan un sentido de autonomía y confianza en sus habilidades. Los padres que permiten una cantidad apropiada de independencia, mientras brindan apoyo y guía, fomentan este desarrollo. Erikson señala: "El niño que se anima a ser independiente y que es apoyado en su búsqueda de autonomía, desarrolla una confianza en sí mismo y en sus propias capacidades" (Erikson, 1968).
Si los cuidadores son demasiado restrictivos, críticos o sobreprotectores, los niños pueden desarrollar sentimientos de vergüenza y duda sobre sus capacidades. Esto puede llevar a una falta de confianza en uno mismo y miedo al fracaso.
Un niño que es animado a intentar vestirse solo, aunque se equivoque, aprende a ser autónomo. Por otro lado, si un niño es ridiculizado por sus errores o nunca se le da la oportunidad de intentarlo, puede sentirse avergonzado y dudar de sus habilidades.
3. Iniciativa vs. Culpa (3 - 6 Años)
En esta etapa, los niños desarrollan una mayor capacidad para planificar y llevar a cabo actividades. Empiezan a asumir roles más activos en los juegos y a proponer nuevas ideas.
Cuando los niños son alentados a hacer preguntas, explorar su entorno y probar nuevas cosas, desarrollan un sentido de iniciativa. Los padres y educadores que apoyan sus esfuerzos sin ser demasiado críticos fomentan este crecimiento. Erikson escribe: "El niño que es apoyado en sus iniciativas, sin una crítica excesiva, desarrolla un sentido de propósito y capacidad para liderar" (Erikson, 1950).
Si los adultos desaprueban constantemente las iniciativas de los niños, los ridiculizan o los castigan severamente por sus errores, los niños pueden desarrollar un sentimiento de culpa. Esto puede inhibir su capacidad para iniciar actividades y asumir roles de liderazgo en el futuro.
Un niño que propone organizar un juego con sus amigos y es apoyado por sus padres desarrolla un sentido de iniciativa. Sin embargo, si sus ideas son constantemente rechazadas o ridiculizadas, puede sentir culpa y ser menos propenso a tomar la iniciativa en el futuro.
4. Laboriosidad vs. Inferioridad (6 - 12 Años)
Durante la etapa de la escuela primaria, los niños empiezan a compararse con sus pares y a desarrollar habilidades académicas y sociales. El éxito en esta etapa depende de su capacidad para trabajar y cooperar con otros.
Cuando los niños son alentados a completar tareas y proyectos, y reciben reconocimiento por sus logros, desarrollan un sentido de laboriosidad y competencia. Este reconocimiento puede venir de padres, maestros y compañeros. Erikson menciona: "El niño debe aprender a asumir la responsabilidad de las tareas, y su sentido de competencia se desarrolla a través del reconocimiento de su esfuerzo" (Erikson, 1968).
Si los niños reciben críticas constantes, fracasos reiterados o son comparados negativamente con otros, pueden desarrollar un sentimiento de inferioridad. Esto puede llevar a una falta de confianza en sus habilidades y a la creencia de que no son capaces de tener éxito.
Un niño que recibe elogios por su esfuerzo en la escuela y es animado a mejorar sus habilidades deportivas desarrolla un sentido de competencia. Por otro lado, un niño que es constantemente criticado por sus bajas calificaciones y comparado desfavorablemente con sus compañeros puede sentirse inferior y dudar de su capacidad para tener éxito.
5. Identidad vs. Confusión de Roles (12 - 18 Años)
Durante la adolescencia, los jóvenes exploran diferentes roles y aspectos de su identidad personal. Esta exploración es crucial para desarrollar un sentido coherente de quiénes son.
Los adolescentes que reciben apoyo para explorar sus intereses, valores y creencias pueden desarrollar un sentido claro de identidad. Esto implica aceptar sus características y capacidades únicas y encontrar un lugar dentro de la sociedad. Erikson explica: "La formación de la identidad es un proceso central en la adolescencia, donde el joven explora diversas posibilidades y se compromete con valores y metas" (Erikson, 1968).
Si los adolescentes no reciben el apoyo necesario o enfrentan presiones contradictorias, pueden experimentar una confusión de roles. Esto puede llevar a una crisis de identidad y dificultad para tomar decisiones importantes sobre su futuro.
Un adolescente que experimenta con diferentes actividades extracurriculares, recibe orientación en su elección de carrera y es apoyado en la exploración de su orientación sexual y creencias personales, es probable que desarrolle una identidad sólida. Por el contrario, un adolescente que no tiene oportunidades de exploración o enfrenta críticas constantes por sus elecciones puede sufrir una confusión de roles.
6. Intimidad vs. Aislamiento (18 - 40 Años)
En la adultez temprana, las personas buscan formar relaciones íntimas y significativas. El éxito en esta etapa depende de la capacidad para establecer relaciones cercanas y comprometidas.
Las personas que son capaces de formar relaciones cercanas y comprometidas desarrollan un sentido de intimidad. Esto incluye relaciones románticas, amistades profundas y conexiones familiares fuertes. Erikson señala: "El adulto joven que puede establecer una intimidad verdadera con los demás, sin perder su identidad, logra el amor y la compañía" (Erikson, 1950).
Si las personas no logran establecer estas relaciones, pueden experimentar aislamiento y soledad. La falta de relaciones significativas puede llevar a sentimientos de alienación y desconexión.
Un adulto joven que forma una relación de pareja estable y tiene un círculo de amigos cercano desarrolla un sentido de intimidad. En cambio, una persona que se aísla debido al miedo al rechazo o a la incapacidad de mantener relaciones puede sentirse sola y aislada.
7. Generatividad vs. Estancamiento (40 - 65 Años)
Durante la adultez media, las personas buscan contribuir a la sociedad y ayudar a la próxima generación. Esto puede incluir criar hijos, trabajar en proyectos significativos y participar en la comunidad.
Las personas que se sienten útiles y productivas, y que pueden contribuir al bienestar de otros, desarrollan un sentido de generatividad. Este sentido de propósito puede venir de diferentes fuentes, como el trabajo, el voluntariado o la crianza de los hijos. Erikson menciona: "La generatividad es el interés en guiar a la próxima generación y hacer una diferencia en la sociedad" (Erikson, 1968).
Si las personas no sienten que están haciendo una contribución significativa, pueden experimentar estancamiento. Esto puede llevar a sentimientos de falta de propósito y desconexión de la sociedad.
Un adulto que se siente realizado en su trabajo, participa en actividades comunitarias y se dedica a su familia desarrolla un sentido de generatividad. Por otro lado, una persona que se siente atrapada en un trabajo insatisfactorio y no tiene actividades significativas puede experimentar estancamiento.
8. Integridad del Yo vs. Desesperación (65 Años en Adelante)
En la vejez, las personas reflexionan sobre su vida y evalúan si sienten satisfacción o arrepentimiento por las experiencias y decisiones que han tomado.
Las personas que pueden mirar atrás en su vida con satisfacción y sentido de logro desarrollan una integridad del yo. Aceptan tanto sus éxitos como sus fracasos y sienten que su vida ha tenido valor. Erikson escribe: "La integridad del yo es la aceptación de la vida que uno ha vivido y la comprensión de que ha tenido un propósito" (Erikson, 1950).
Si las personas sienten que su vida ha sido desaprovechada o llena de arrepentimientos, pueden experimentar desesperación. Este sentimiento puede llevar a una angustia profunda y miedo a la muerte.
Una persona mayor que se siente orgullosa de su carrera, sus relaciones y las contribuciones que ha hecho a la sociedad desarrolla integridad del yo. En cambio, alguien que siente que no logró sus objetivos y tiene muchos arrepentimientos puede experimentar desesperación.
Conclusión
Erik Erikson dejó un legado duradero en la psicología con su teoría del desarrollo psicosocial. Su enfoque en el desarrollo a lo largo de toda la vida y la importancia de las relaciones sociales y culturales ha proporcionado un marco valioso para comprender el desarrollo humano. La obra de Erikson continúa siendo una referencia fundamental en el estudio de la psicología del desarrollo, y su influencia se extiende a diversas disciplinas, desde la educación hasta la terapia y más allá.
Erikson falleció el 12 de mayo de 1994, pero su contribución a la comprensión del desarrollo humano sigue viva en la investigación y la práctica contemporáneas.


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